Volvemos a una de nuestras sidrerías favoritas de los últimos años.
Asistentes: Mikel, Edu, y Nesss
De comer, una tortilla de buen tamaño rica y con bastante bakalao, 6 tajadas de bakalao jugoso con pimiento rojo... y cayena, como constata Mikel. Edu bate a Nesss en el noble oficio de encontrar espinas, mientras Mikel dice tragarse las que le tocan. La del infierno cotillea el bakalao porque le habían informado que lo sacaban con mucho líquido. Pues le informaron mal, está en salsita pero sin pasarse, muy rico; esa pareja no había pedido más que tortilla y txuleta para compartir, qué flojos! Un buen txuletón bien rociado de sal nos recuerda lo buena que es la carne aquí. Mikel pierde la votación y pedimos la segunda; el jefe pregunta que si pequeña o normal, y ante la insistencia de Edu de que fuera normal tiene que acabar reconociendo que sólo le quedan pequeñas, a lo que accedemos. Cuando sale comprobamos que además de pequeña la han hecho quizá de más para nuestro gusto (casi viva). Para quitar el sabor de la boca pedimos una tercera pequeña e insistimos en que la hagan menos; el jefe sonríe con nuestro saber hacer e insiste que luego no podríamos entrar en el coche a lo que Edu responde que por eso hemos venido andando. Nuestro saque maravilla a muchas mesas colindantes. Para acabar de sorprender al jefe, Edu le pide que saque más pan; sacan media barra más pero, como andaban escasos, el mismo jefe nos indica que cojamos las barras sin tocar de otras mesas (esto lo hemos hecho otras veces pero sin el beneplácito ni la sugerencia del jefe); aplaudimos este gesto tan pragmático... y acabamos con dos barras y media de pan a punto de empezar la tercera txuleta. El postre resulta escaso, sólo tres triángulos de queso y tres trozos de membrillo, pero, con el llenazo que llevábamos, casi nos alegramos. Total, 107,44€, no llega a 36€ cada, con 2,19 kilos de carne incluidos, para tres. Justo precio a fe nuestra.
En el apartado del bebercio, no nos sacaron de las kupelas 7 y 8 por mucho que insistimos, ya que se vaciaron la semana anterior. La sidra no estaba mala, pese al informe erróneo que nos pasaron, dichosos informantes aficionados! Vale que no estaba tan dulce como en otras pero... sabía a sidra natural!! Bebimos de todas las demás kupelas y bien de veces. A algunos les sentó peor que a nosotros, por ejemplo a la cuadrilla de los jóvenes o a la pareja que no comió bakalao. Unos balbucían y los otros nos acompañaron cimbreantes a la vuelta, hablando del Athletic y su eliminación a penaltis mientras Edu los condenaba al infierno una y otra vez. Destacar que, aunque no era tarde, fuimos los últimos en salir de Setien (los habituales acostumbran a llegar a las 19:00 y marchar a las 22:00), con las mesas recogidas y el suelo recién fregado por el jefe y el txotxero, que en ningún momento nos metieron prisa para dejar de beber. Bravo por ellos, a ver si otros aprenden de esa amabilidad!!